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viernes, 19 de agosto de 2011

PostHeaderIcon El pan de molde integral es más saludable y barato que el blanco


Para un consumo frecuente, el pan de molde, en general, es menos saludable que el pan común: tiene más grasa, más azúcar y más sal y numerosos aditivos
Se analizaron cuatro panes de molde blancos y cuatro integrales de Bimbo, Panrico, Moldipan y La Hornada Casera. Su envase era una bolsa de plástico de entre 295 y 545 gramos y el número de rebanadas iba de 14 a 25. Los más baratos, de Moldipan, salían a 1,5 euros el kilo y los más caros, de Bimbo, a 5,02 euros el kilo de pan de molde blanco y a 3,58 euros el integral. El pan de molde pertenece a la categoría de panes especiales y sus ingredientes son: harina de trigo, sal, levadura, agua potable, aditivos y otros como aceites y grasas vegetales, azúcar, lácteos y harina de leguminosas o malta.
La primera conclusión es de tipo general. Los panes de molde, aun los de mejor composición nutricional, son menos saludables para un consumo frecuente que el pan fresco del día. Tienen más grasa, desde el 2,7% hasta el 6,1%, que se incorpora para dar sabor, jugosidad y textura al producto; el pan común tiene sólo el 1,5% de grasa. También llevan más sal (de media, el 1,3% de sal y algunos superan el 1,5%, cuando el pan fresco tiene el 1%) y emplean numerosos aditivos (todos, autorizados) de los que el pan fresco carece. Eso sí, el de molde es sólo un poco más energético (235 a 275 calorías cada cien gramos) que el fresco (250 cal/100 g). Pero lo que aporta muchas calorías y grasa saturada al sándwich no es el propio pan, sino los alimentos que van dentro: embutidos, bacon, queso, mayonesa, hamburguesas, mantequilla. La ventaja del pan de molde es su conservación, muy superior a la del pan del día, y que resulta más fácil de masticar.
El pan común tiene entre el 2,2% y el 3,5% de fibra, según variedades; los de molde blancos evidenciaron en laboratorio entre el 1,6% y el 3,9%, y los integrales desde el 4,3% hasta el 6,5% de fibra. Otra constatación: los de molde integrales son más saludables que los blancos (más del doble de fibra, menos calóricos y menos grasa saturada) y más baratos. El integral Panrico sale a 3,03 euros el kilo cuando el blanco de esta marca sale a 4,69 euros/kg. Los únicos incumplimientos con la legislación, poco relevantes, afectaban al etiquetado de dos muestras (véase "Uno por uno"). En realidad, el único parámetro regulado específicamente para el pan de molde es la humedad, que no debe rebasar el 40% en los blancos y el 42% en los integrales, y las ocho muestras analizadas (tenían entre el 33% y el 38% de humedad) cumplían. Por otra parte, el estado higiénico de los ocho panes era correcto y ninguno contenía ingredientes modificados genéticamente. Se comprobó que algunos fabricantes de panes de molde emplean aceites vegetales (oliva, girasol, soja), más saludables por contener menos grasas saturadas, mientras que otros recurren a las grasas vegetales, con un perfil lipídico menos saludable por su exceso de grasas saturadas. En Panrico blanco y los dos de La Hornada Casera, la grasa saturada representa en torno al 50% de la grasa cuando en las otras cinco muestras esta proporción es del 20% al 26%.

No son iguales, hay que elegir

Son bien diferentes, la cantidad de grasa lo deja claro: va desde el 2,7% de Bimbo blanco hasta el 6,1% de Panrico integral, y entre los blancos hay tres de cerca del 5% de grasa. En fibra, los integrales tienen más que los blancos pero entre estos últimos hay uno con el 1,6% (La Hornada Casera) y otro que roza al 4% (Panrico). En poder energético, los panes de molde apenas difieren: los extremos los ocupan los blancos Moldipan y La Hornada Casera - casi 275 calorías cada cien gramos- y Bimbo integral, con 235 cal/100 g. En sal hubo diferencias importantes: del 1,1% de Panrico blanco hasta el 1,5% de Panrico integral y el 1,6% de Moldipan blanco; recordemos que un alimento es demasiado salado cuando supera el 1,5% de sal.
El nutriente fundamental del pan de molde son los hidratos de carbono y dentro de estos, el almidón. Los panes de molde estudiados en este comparativo tienen, de media, un 45% de hidratos de carbono (el blanco, el 47%; el integral, un 42%), proporción similar a la del pan común ( tiene el 47% de hidratos, de los cuales el 2% son azúcares añadidos). Además del almidón (hidrato de carbono complejo) que procede de las harinas, los ocho panes de molde contienen azúcar (hidrato sencillo), añadido en el proceso de elaboración con la finalidad de favorecer la fermentación y el tostado. Los panes de molde analizados contienen de media un 3,6% de azúcares añadidos, algo más los panes blancos que los integrales. El de molde blanco Panrico (6,1%) es el de más azúcar, y el integral La Hornada Casera (2,4% de azúcar) el que menos..



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martes, 2 de agosto de 2011

PostHeaderIcon Obesidad: ¿vivimos en un entorno obesogénico?

Obesidad: ¿vivimos en un entorno obesogénico?

El entorno o ambiente obesogénico causa y facilita el sobrepeso y la obesidad.

La obesidad es una enfermedad multifactorial que afecta, sobre todo, a personas con una predisposición genética y sobre la que actúan determinados factores ambientales y culturales que favorecen su desarrollo. De acuerdo con esta premisa, se considera que puede llegar a ser obesa la persona con una determinada carga genética desfavorable para esta enfermedad y que viva en un ambiente donde predomina el exceso calórico y el sedentarismo.

El exceso de energía es algo habitual en nuestro medio. Cuando se investiga la relación entre la disponibilidad alimentaria y la ingesta dietética, se evidencia el ambiente obesogénico. Los estudios indican que la presencia y proximidad de puntos de venta de frutas y hortalizas se asocia con un una población con menor Índice de Masa Corporal (IMC). También se detecta que una mayor densidad de locales de comida rápida guarda relación con una población más afectada por el exceso de peso.

Muchos elementos ambientales por controlar.

Historia y tradición, influencia familiar, nacionalidad, religión y moral, factores psicológicos, el coste de los alimentos y los ingresos son algunos de los factores que determinan las elecciones alimentarias y, al final, la ingesta calórica y nutricional. Sin embargo, hay muchos más elementos ambientales relacionados con elcomportamiento alimentario y la actividad física que tienen influencia y que, con más o menos facilidad, pueden modificarse.
Numerosos factores ambientales favorecen entornos propicios para adoptar hábitos que no son saludables.
Los diseños urbanísticos (transporte público, transporte privado, carril-bici, rutas para pasear o parques), los arquitectónicos (ascensores, escaleras, controles remotos, etc.) o la legislación (publicidad de los alimentos superfluos, tasas a los alimentos azucarados o seguridad pública) son aspectos que están en manos de las administraciones y que pueden favorecer entornos propicios a la adopción de hábitos saludables o, por el contrario, a construir ambientes obesogénicos.

Regulación de la publicidad obesogénica.

Según el Ministerio de Sanidad, los niños españoles ven una media de 54 anuncios publicitarios al día. Muchos de ellos son de alimentos y, la mayoría, de productos ricos en azúcar, sal y grasas saturadas. Por ello, la Organización Mundial de la Salud (OMS), consciente de que existe cierta evidencia científica acerca de cómo la publicidad afecta a las preferencias alimentarias, las demandas de compra de productos y, al final, el comportamiento alimentario, insta a los Estados miembros a desarrollar estrategias conjuntas con la industria para restringir la cantidad de anuncios y controlar el contenido de la publicidad alimentaria dirigida a menores.
En España, bajo el paraguas de la Estrategia NAOS, se desarrolla desde 2005 el Código PAOS (Código de Autorregulación de la Publicidad dirigida a menores), que ha conseguido mejorar de forma notable la calidad de la publicidad de alimentos destinada al público infantil y reducir el número de reclamaciones por infracciones en estos anuncios. También la reciente aprobada Ley de Seguridad Alimentaria y Nutrición incluye un capítulo dedicado a la publicidad de alimentos, que regula varios aspectos de este importante elemento de influencia.

RED ESPAÑOLA DE CIUDADES SALUDABLES.

Esta iniciativa se enmarca en el proyecto europeo de ciudades saludables, dirigido por la Organización Mundial de la Salud, y constituye un buen ejemplo, aunque más amplio y global, de lo opuesto a un entorno obesogénico. Según la Red Española de Ciudades Saludables (RECS), una sección de la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP) constituida en el año 1988, se define este modelo de población como aquella que mejora de forma constante su contexto físico y social, amplía los recursos de la comunidad que permiten a los ciudadanos realizarse y mejorarse en todos los aspectos de la vida y desarrolla al máximo su potencial.
Muchas de las acciones que se desarrollan en las ciudades saludables tienen que ver con la planificación urbanística, al crear entornos que facilitan la adopción de hábitos saludables, como espacios de ocio y relación que favorecen, además, la práctica de actividad física de manera cotidiana, fácil y agradable. Si se tiene en cuenta el papel trascendental que desempeña el sedentarismo en el desarrollo de la obesidad, las mejoras en este aspecto son trascendentales para la prevención de esta enfermedad.



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seloquehicisteisenlacocina@hotmail.es
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